The Jesus and Mary Chain
Tü Opinión
Crónica Visor Fest by Doctor Punk
Celebrado el pasado 2 y 3 de noviembre de 2018
Lugar: Benidorm. Fecha: 2-3 Noviembre 2018. Latitud: meridiano cero de la melomanía
Pasada la resaca veraniega del festivaleo de masas, nos encontramos ante el evento que muchos adictos a la música llevábamos años esperando.
Benidorm la ciudad de la península que es buque insignia del retrowave, donde en un mismo fin de semana puedes escuchar y ver en directo a María Jesús y su acordeón y su eterno baile de los pajaritos, degustar las delicias gastronómicas de la cultura tradicional vasca bajo la luz más radiante del Mediterráneo, envueltos en la fragancia intensa que escupe ese pequeño y cálido mar, acogió el primer fin de semana de Noviembre la primera edición de un festival pensado con el corazón de los amantes de la música, que nació tras la eclosión del punk.
Aunque la asistencia de público fue menor de la que se esperaba para un evento de esta calidad, ningún festival conocido en sus primeras ediciones ha conseguido reunir la ingente cantidad de público que se hubiese esperado.
Para ser la primera edición, Visor apostó por grupos de primera línea que fueron el puente entre las brillantes y prolíficas corrientes musicales de finales de los 70 y principios de los 80 , la new wave y el post punk y el indie de finales de la década de los 80 y sobretodo los 90 y todo lo que vino después, que dio a conocer a nivel mundial desde Estados Unidos e Inglaterra la nueva música independiente ( nueva por haber surgido en los últimos 30 años, porque desde los años 20 en el que pequeñas casas discográficas desafiaron a las grandes multinacionales, se viene usando el término "indie" para denominar las diferentes olas musicales alternativas al mainstream que periódicamente han ido surgiendo) y grupos que comenzaron su andadura musical en los 90 de la mano de Chamaleons, Jesus and Mary Chain y Ride que formaron parte del cartel del primer día.
Abrieron el festival Roberto y José Miguel djs de la mítica discoteca de Santa Pola Camelot que fueron calentando los motores de los primeros asistentes que llegaban al auditorio Julio Iglesias.
Ya se había anunciado que no habría solapamiento entre ningún artista que actuara en el festival y para la sorpresa de los allí asistentes se cumplió incluso entre la pinchada de los djs y el directo de las bandas, tema muy resaltable y de agradecer porque es la primera vez que asistíamos a un festival y no teníamos que llevar preparada de casa una tabla excel para poder cuadrar horarios.
Entre la entrada apresurada del público que todavía llegaba al recinto instantes antes del inicio de los conciertos y la compra de las primeras copas, se presentaron Mark Burgess y su renovada banda Chameleons Vox, surgida de las cenizas de los primeros Chameleons, una de las más importantes bandas del post punk y poco reconocidas por el gran público, originarios de la ciudad de Manchester.
Burguess es un caballero del sonido de los hijos de la Gran Bretaña, entendido este eufemismo sin un sentido peyorativo, si no en este caso de elogio a la enorme aportación que ha regalado ese extinto imperio a la cultura musical universal.
Si las comunidades afroamericanas de Estados Unidos de principios del siglo XX inventaron el blues, sembrando la semilla que en los años 50 vería su proceso de germinación alumbrando el rock and roll, las bandas británicas devolvieron a Estados Unidos y el mundo una parte significativa de los diferentes estilos en los que evolucionó el rock, la corriente musical que más ha influenciado a la sociedad en los últimos 70 años.
Con una puesta en escena sobria, sin ostentación e intachable, los de Manchester demostraron que si hay algo que hacen bien al otro lado del Canal de la Mancha es componer música y brindar a los fieles seguidores un espectáculo impecable.
Resaltar que la gran labor de Burguess y los músicos que lo acompañan no habría sido posible sin el impresionante sonido que consiguió el equipo técnico aportado por el Visor Fest.
Sin advertir ningún tipo de estridencia, Chameleons Vox brindaron una gran actuación, repasando temas clásicos como Monkeyland, Perfume garden, Don't fall y un largo etcétera que puso el listón muy alto para el siguiente grupo.
Tras una pausa amenizada por Julio Ródenas a los platos, Ride demostró que la vuelta a los escenarios puede ser perfectamente válida y respetable, si se cree en lo que se hace y cuando se hizo, se hizo bien.
Oasis, Blur, Suede y toda la hornada de grupos que pusieron de nuevo de moda en los 90 el sonido británico para el gran público, a través del britpop como ya hicieron los Beatles en los 60, estuvieron muy presentes a través del exquisito y más puro shoegazing que desplegó sobre el escenario la banda de Oxford.
Aunque el shoegazing fue un estilo que nacido pasado el ecuador de los 80, tuvo un ascenso y descenso rápido de su popularidad dentro del underground, alcanzando su cénit entre los años 1990 y 1991 y que fue devorado por la aparición del Grunge en Estados Unidos y el Britpop en el Reino Unido, la influencia que tuvo en las bandas de este lado del charco fue definitiva para el nacimiento del Britpop y la consecuente popularización de los festivales que inundan el panorama musical desde que el último gran estilo británico hace equilibrismo entre el sonido independiente y el mainstream.
Conscientes de su contribución a ambos estilos, Ride han vuelto con la formación original, demostrando que nunca se fueron y sin necesidad de esforzarse artificialmente ya que se mantienen en perfecta forma, recordaron al público que ya empezaba a agruparse más cerca del escenario, que la conjunción de la distorsión con las melodías muy sentimentales, etéreas y melancólicas fue una genialidad que marcó tu vida, cuando de adolescente escuchaste por primera vez sus canciones y casi 30 años después, pintando canas y recién salidos de la adolescencia siguen marcándola, ya que la emoción que reflejaban los rostros cuando tocaron Vapour trail, Leave Them All Behind, Lannoy point era manifiesta.
La guinda del Viernes al festín melomaniaco que Visor nos sirvió con una organización perfecta tanto en la alternancia de bandas y djs como en los servicios de restauración ( no había colas), la pusieron los escoceses Jesus and Mary Chain, que aunque es de sobra conocidos por todos su buen hacer sobre el escenario, podemos afirmar que su continuidad en el mundo de la música no ha sido en balde.
Los Yisus( como se les conoce por estos lares) demuestran concierto a concierto que el camino del aprendizaje no tiene horizonte y con ganas y determinación tras las primeras canciones de sus inmejorables discos "Psychocandy", " Darklands", "Honey's Dead" consiguieron que entre el experimentado público que no dejó tema sin bailar, se comentara que había sido mucho mejor el concierto que dieron en Benidorm que los múltiples a los que habían asistido a lo largo de la historia del grupo.
A pesar del escaso contacto visual de Jim Reid con los incondicionales que no fueron ni a refrescarse a la barra ni a relajar sus castigadas vejigas a los aseos, por no perder detalle de un acontecimiento que ya se antojaba único, la implicación de los de East Kilbride, la entrega del público y el sonido brutal que seguía haciéndonos vibrar, nos presentó durante una hora y media, probablemente la mejor actuación del festival.
A pesar de que el inusual frío reinante a la hora que terminaron los escoceses, invitaba a resguardarse en algún local de la ciudad, la entrada en escena de Interfront-Megabeat, buque insignia del sonido New Beat-EBM-Techno 88-93, hizo que un rincón de Benidorm reviviera la gran labor que Valencia aportó al desarrollo de la cultura de baile a nivel nacional, porque si Madrid tuvo su movida madrileña, Valencia tuvo su " Ruta del bakalao", análogamente al " Sound of Belgium" que reventó las pistas de baile sobretodo en Europa, cuando todavía se pinchaba en vinilo.
Tras esto, Amable no decepcionó con su set habitual y para cerrar Addictive Tv, unos " DJ/VJ" que llevan con nosotros desde el año 1992, un cierre perfecto para esta apasionante, salvaje y entrañable jornada.
El segundo día apuntaba a que el show debía continuar y así fue.
El tiempo muerto antes del inicio de la primera actuación y entre banda y banda, fue cubierto muy acertadamente por Miqui Puig, Bilbadino y dos djs más de Camelot, Toño y Bryan.
Se escuchan los primeros riffs de guitarra y saltan a escena, Ash, que presentaron un buen puñado de canciones fiel al sonido Indie de los 90, antes que el Circo del Rock, sacara del circuito del underground este estilo para colocarlo en el equilibrismo ya mencionado.
True Story, Cocoon, Jesussays, Confessions in the pool, Numbskull, Buzkill, GirlfromMars, recordaron a los que presentaban una leve amnesia tras la resaca del primer día, que aquí se había venido a escuchar y disfrutar de la MUSICA.
Habiendo digerido y gestionado la exaltación del primer concierto, dejamos aparcada la adrenalina para poder degustar tranquilamente la actuación de CatPower, que si bien hubiera encajado mejor en un escenario diferente, vino a susurrarnos al oído en un intento de convencernos, que no sólo de ruido vive el humano y que una voz aterciopelada y dulce también tiene cabida en un evento de este tipo, aunque muchas caras de las allí presentes el Viernes no se dejaran ver en la segunda jornada durante su actuación.
La falta de entusiasmo ante los temas de su último disco, apenas fue superada con las versiones de Nick Cave y un par más, que recordaban una vez más que Chan Marshall es una artista sobrada de talento, que en esta ocasión, indudablemente se hubiera apreciado más su arte, sentado en el salón de tu casa mientras conversas un vino.
Saint Etienne volvió a calentar el auditorio Julio Iglesias presentando su último trabajo Home Counties y haciendo un repaso a su carrera con Love can break yourheart, Drive, He's on the pone, Motorway, etc...un show en la media de lo que se esperaba.
Qué decir de Flaming Lips que no se haya dicho ya. Con su habitual puesta en escena que no deja indiferente a nadie, unos visuales apasionantes y un Wayne Coyne cada vez más ocurrente, esta banda se ha sabido ganar el cariño del público, que incluso podría asistir a un festival donde forman parte del cartel y no son seguidores de la banda de Oklahoma y por primera vez disfrutan del carnaval de primer nivel que representa estos eternos jovenzuelos sobre el escenario, no es casual que la revista Q nombró a Flaming Lips una de las 50 bandas que ver antes de morir.
Abrieron con Race for the Price, repasando su nutrido repertorio con Yoshimi battle the pink robots, she don´t use jelly, Fight test, There should be unicorns, en la que el cantante se abrió paso entre el público subido en un unicornio y más tarde haciendo un guiño a su admirado David Bowie, con una versión del Space oditty, en la que se introdujo en una gigantesca bola de plástico, siendo aclamado por el público mientras rodaba sobre sus cabezas, la psicodelia al servicio del rock o el rock al servicio de la psicodelia, en definitiva un espectáculo que una vez en la vida hay que ver.
La propuesta bailable de ChkChkChk mantuvo al público botando hasta el cierre del festival con One girl/One boy, Dancing is the best revenge, The one two etc... con un final memorable para un evento que bien lo merecía.
Aguardamos con grandes expectativas la celebración de la nueva edición de un festival que será recordado por la calidad de las bandas que pasaron por él, la implicación de éstas ante la difícil papeleta de actuar ante un público muy crítico, el sonido inmejorable, la perfecta organización, el exquisito trato recibido y el buen ambiente que reinaba en el auditorio de ilustre nombre, de la ciudad que mejor representó ese fin de semana la pasión por la MUSICA.